Buenas, buenas! ¿Recuerdan que hay veces en que dan las cuentas y se pueden hacer ganas? Pues cuando hay una pandemia declarada, no tanto.
Por esto, escribo hoy desde la comodidad de mi hogar, viendo desde mi ventana cómo las hojas de los árboles reflejan la luz del sol mientras termino mi jornada laboral. Porque hoy, que iba a ser el día en que viajara a conocer San Andrés, simplemente no fue. Por razones que son de todos conocidas; y que involucran el bien general, fue imposible hacer el viaje de Semana Santa a Providencia.
Pero que no todo sean malas noticias: es posible reprogramar, sin costo alguno, nuestro viaje. Además, esto es una circunstancia que no es posible controlar. Y, como decimos siempre en la familia, todo esto es parte del paseo!!! Estoy segura de que, eventualmente, lo contaremos a nuestros nietos, y nos aderezará el relato.
Así que agárrate, SAI: ¡en cuanto nos sea posible, estaremos poniendo rumbo hacia ti!
Mientras tanto, para no perder el buen humor, les dejo la cumbia del coronavirus; que, honestamente, tiene buenos consejos como para pasarlas por radio como si fuera un servicio social.
Y también, porque todas las historias tienen continuación, la correspondiente a la cuarentena:
Claro! Manizito :-(, como dicen por ahí, “el hombre propone y Dios dispone” 🙂