Y resulta que nos fuimos!!!
Pero, por supuesto, no fue a Providencia (destrozada por Iota) ni a San Andrés; cuyos precios para celebrar año nuevo eran vergonzosos.
En serio, ¿pretenden reactivar la isla cobrando 12 millones por los 3 por 7 noches? Abusan a veces con el todo incluido.
Así que, para nuestra sorpresa, Cartagena no resultó para nada cara (a pesar de su mala fama) a la hora de cambiar nuestro viaje de final de año.
Nerviosos, llamamos en primer lugar a Latam para cambiar nuestros paisajes. Casi nos vamos de espaldas cuando nos dieron la cifra…¡pero por lo barata! Nos cobraron como $100 mil pesos para cambiar por un vuelo directo el mismo 31 de diciembre por los tres. No lo podíamos creer, porque nunca lo habíamos visto.
Luego, siguió el hotel. Buscamos con cuidado, pues queríamos un hotel en el que pudiéramos contar con algunas comodidades como una buena piscina y buenas instalaciones. Con las restricciones del coronavirus, no queríamos arriesgar mucho saliendo por ahí en la ciudad, y los tres teníamos claro que esta vez en Cartagena no sería como todas las veces.
Finalmente, nuestra búsqueda quedó entre dos hoteles, el Hyatt y el Intercontinental. Finalmente, nos decantamos por el primero ya que incluyó el desayuno.
Por último, escribimos a San Germán, la aerolínea que presta el servicio de llegar por avión a Providencia. De nuevo, comprendieron la situación y nos pusieron los tiquetes en suspensión como por 18 meses.
Mejor, imposible, o no?