Admirada (y perdida) en el Louvre

París, día 3: el complejo del Louvre

Otro día posible gracias al carnet de vacunación y la compra anticipada de la boleta. De nuevo, salida a las 7.30 a.m. del hotel con rumbo al Museo y llegada puntual para poder entrar en el primer turno, con mi reserva. Mi amigo HBA me había advertido sobre el aforo del museo, así que me sugirió ir temprano y, viniendo de él, me tomé en serio la recomendación.

La sugerencia normal es que, cuando uno viene a un sitio como estos, escoja primero qué es lo que va a ver y, si puede, vea el resto. El Louvre (boletas aquí) es tan grande y contiene tantos artefactos y obras de arte, que es imposible de otro modo. Por eso, este día está dedicado al arte y a educarme visitando artefactos que ya sabía que estaban allá (como el Escriba Sentado) u otros que me sorprendieron.

Gracias a mi audioguía, y partiendo de mi amor por el arte antiguo y en particular por la zona de Egipto y Medio Oriente (si no recuerdan En las Antípodas, aquí está) me fui derecho a la zona de arte oriental donde, efectivamente, encontré a mi Escriba Sentado…amen de otros tesoros.

Pero, como dicen en los infomerciales, eso no era suficiente. Me faltaba algo más por maravillarme:

El Palacio de Darío!!! A estas alturas, tuve que hacer videollamada con mi hermano. Cómo no le iba a mostrar estooooo? Y eso que lo que hay aquí es sólo la entrada. Hay una habitación entera con los frisos del palacio de Darío, lo que me recordó la sensación de maravilla que tuve al ver los fragmentos asirios y babilónicos en la visita al MET y los fragmentos de la Puerta de Ishtar en el Museo Arqueológico de Estambul. Por supuesto, esta sensación de maravilla no hizo que dejara de pensar acerca del tema del patrimonio de los pueblos, de su derecho a exhibirlo o retenerlo, y de las peleas que el Supremo Consejo de Antigüedades de Egipto ha mantenido desde hace ya varios años con Gobiernos alrededor del mundo para que le devuelvan lo que es suyo.

De ahí, me fui a la zona de arte. Otra maravilla.

Ella y yo

Momento para otra videollamada. Con mi amiga Juli, que me había pedido que la llamara cuando estuviera en Versalles. Como no había podido hacerlo en el Palacio por falta de wifi, aquí sí fue. Medio dormida, pudimos ver las dos la MonaLisa y charlar un rato.

Seguí caminando por todo el Museo. Es enorme, hasta para alguien como yo que puede verlo con cierta facilidad. Salas y salas enormes de pintura clásica de todos los tipos y todas las escuelas se sucedían uas a otras de una forma que, a veces, casi me mareaba. Tenía que sentarme en una banca y descansar.

Finalmente, salí a eso de las 5.00 p.m., una hora antes del cierre del museo. Con la luz que había, alcanzaba todavía a caminar un poco más (aunque sentía que los pies ya no me daban), así que me fui a caminar por los Campos Elíseos para ver el Arco del Triunfo (todavía cubierto por la instalación del Christo) y la Torre Eiffel.

Me quedé un rato en el parque cerca a la Torre. Quería comer algo, pues no había almorzado. De ahí, me devolví al hotel a mi pose favorita de este paseo:

This entry was published on February 2, 2022 at 9:00 am. It’s filed under Diario de Viaje and tagged , , , , , . Bookmark the permalink. Follow any comments here with the RSS feed for this post.

One thought on “Admirada (y perdida) en el Louvre

  1. Te sobraste en las fotos 🙂

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