La pasión según Gaudí

Hoy fue un día muy relacionado con Gaudí. Comenzamos visitando la Sagrada Familia, su obra cumbre (a la que dedicó 43 años) y una de las visitas que son casi obligatorias en Barcelona.

Desde mi ignorancia, no sabía mucho de Gaudí y no entendía qué era todo el escándalo de la Humanidad con respecto al arquitecto catalán. Visitar la Sagrada Familia fue ver la extensión de mi ignorancia: Gaudí es uno de los grandes genios de la arquitectura, y lo expresó en ese edificio con mucha más libertad que con el resto de obras que construyó en su vida. Todo, todo en esa obra tiene un significado: desde que los vitrales de la Fachada del Nacimiento sean de colores fríos y los de la Pasión sean de colores relacionados con la sangre derramada, la diferencia entre las frutas que hay en cada una de las torres (frutas del verano, frutas del invierno), los significados de las columnas, que serán 18: 12 por los Apóstoles, 4 por los Evangelistas, 1 por la Virgen, 1 por Jesús, que va a ser la más alta de la ciudad, casi tanto como el Montjuic, la diferencia en el estilo entre las fachadas, y un etcétera más largo del que podría citar.

Como en tiempos medievales, esta iglesia ya lleva más de un siglo en construcción. La razón es económica: los trabajos se sostienen de las donaciones y más recientemente, de la venta de la boletería para los visitantes. Antes de la pandemia, la Fundación a cargo de las obras planeaba entregar las obras para celebrar el centenario de la muerte de Gaudí, pero la pandemia secó la caja un año, y ahora no tienen una fecha definida…de nuevo.

Admirados y hambrientos, nos fuimos a un adorado Pannus que había al frente a desayunar. Teníamos un tour (este tour del Casco Antiguo) que comenzaba a las 11.00 de la mañana en la catedral, pero no nos íbamos a matar. En su lugar, le escribí a Ezequiel, nuestro guía, y coordiné con él llegar más tarde a una de las paradas del tour, el Palau de la Música Catalana.

Nos encontramos con el grupo frente a este imponente edificio, Patrimonio Mundial de la Humanidad, y comenzamos a caminar por el Born, el antiguo barrio de los artesanos de la ciudad medieval junto con el Gótico y el Raval, y casi que uno de los personajes del libro La Catedral del Mar del que hice una reseña en su momento. Dejo aquí una guía del barrio, que también fue uno de mis favoritos para caminar y disfrutar.

En el recorrido, pasamos por el Mercat del Born, una visita que recomiendo si quieren conocer las raíces del ánimo separatista catalán: Barcelona apostó por el lado perdedor -los Austria- en la Guerra de Sucesión española que trajo a los Borbones al poder, y los franceses decidieron construir la Ciutadella (que hoy en día es parque) para controlar mejor a la ciudad, a la que la ven como rebelde. Por eso, obligan a 1300 familias del Born a demoler sus propias casas para construir la fortaleza.

El tiempo pasa, se construye el mercado, y llega finalmente el momento de decidir qué hacer con él. Se escoge una biblioteca y, al momento de hacer el parqueadero, en una situación análoga a la del Templo Mayor que visité en CDMX, encuentran un tesoro que convierte el espacio del Mercado en un Centro de Memoria: restos de las casas derruidas del Born.

La entrada general es gratuita pero, si quieren entrar directamente al yacimiento arqueológico, ya sí habría que pagar una entrada a una visita guiada.

Seguimos caminando, hasta llegar al Camp del Morer, frente a la Catedral del Mar. Con una llama eterna, cuenta la historia de los que resistieron la invasión francesa en la Guerra de Sucesión. Los mártires de esta defensa de Barcelona están enterrados en este campo, bajo la llama eterna en su honor.

Y, a todo el frente, Santa María del Mar. ¿Qué puedo decir yo que no se haya escrito ya acerca de esta obra del Gótico catalán? Pocas cosas: nacida del deseo del pueblo de tener un lugar propio de veneración al que pudieran entrar (no podían entrar a la Catedral de Santa Eulalia), la llamaron la Catedral del Mar porque antiguamente el agua llegaba casi hasta la Catedral y era de las primeras edificaciones que los marineros veían al llegar a Barcelona. Sin más preámbulos, les dejo imágenes:

Algunos detalles que nos entregó Ezequiel: La Catedral tiene un rosetón más pequeño que los del norte de Europa, pues debido a que a España llega mayor cantidad de luz, no era necesario hacer huecos tan grandes en las paredes para que entrara la misma cantidad de luz. Para el Gótico, la luz y el color son alegría, y allá donde está la alegría está Dios, lo que explica el número de vitrales, y por último (y no menos llamativo) la Catedral estuvo en construcción 50 años, lo que viene siendo muy poco al lado de obras que incluso fueron más modernas, como la misma Sagrada Familia que lleva 140 en construcción, no ha terminado y no tiene fecha de entrega.

La razón de que hace casi 700 años una catedral hubiera mucho menos de lo que ha tardado otra construida en la misma ciudad, en pleno siglo XXI y con mucha más tecnología, se debe a que el su momento, el pueblo de la ciudad hizo un esfuerzo extraordinario y sostuvo la Catedral del Mar, bien con dinero o con su propio trabajo; en ocasiones llevando ellos mismos las piedras hasta el sitio de la construcción.

Seguimos caminando por el Barrio Gótico, hasta llegar a la Plaza del Rei, donde queda el antiguo Palacio Condal. En este sitio los Reyes Católicos recibieron a Cristóbal Colón de su primer viaje a América, y queda precisamente el Museo de Historia de Barcelona, donde es posible ver los yacimientos de la época romana, la capilla de los condes de Barcelona (luego de los Reyes Católicos) y el resto del complejo.

Luego, seguimos caminando entre callejuelas diminutas (“anchos espacios abiertos”, decíamos, en referencia a un show de TV y para molestar al papá por su preferencia más que clara por las avenidas anchas) llegamos a una plaza tranquila, llena de árboles y con una iglesia. La iglesia de San Felipe Neri. Esta no sólo fue la iglesia donde Gaudí iba a misa, fue también el sitio de uno de los bombardeos más crueles de la Guerra Civil española, ya que los aviones alemanes e italianos bombardearon niños, de la escuela adyacente. Todavía es visible la onda explisiva de las bombas, así como las esquirlas, que quedaron en los muros de la iglesia, pues el Ayuntamiento nunca ha querido borrar esa memoria de la cara de la ciudad en honor a los niños y feligreses caídos ese día en la plaza.

Y, si el papá estaba preocupado por las callejuelas medievales, le faltaba la parte más medieval del Gótico: de la Iglesia de San Felipe Neri, pasamos al Call, el barrio donde vivían los judíos, y a cuyo alrededor se encuentran calles (aún más estrechas) de los siglos IX y X, que las covierten en uno de los espacios habitados más viejos de Europa.

Esta calle es del Siglo IX!

Para finalizaer, llegamos a las puertas de la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos, en pleno Barrio Gótico, justo al lado de una calle llamada Carrer d’Avinyó. ¿Casualidad? No lo creo: de esa calle salieron las famosas Señoritas de Avignon de Pablo Picasso, cliente frecuente nivel platino de los burdeles de la zona. No todo en la vida es color de rosa.

Al final, llegamos al Ayuntamiento en la Plaza Sant Jaume y, de ahí, nos devolvimos caminando hasta Liceu (la estación que teníamos más cerca) para ir a buscar el Park Guell, que teníamos reservado para finalizar esa tarde.

LLegar allá fue toda una odisea. Un premio de alta montaña que fue conferido a la familia, ya que implicó metro, caminata y luego ascenso por una ladera tan empinada que, de haber sabido, habría cancelado las boletas. Hay escaleras eléctricas, es cierto, pero la verdad siento que no compensan lo que al final encontramos al llegar al Parque.

Es bonito, pero no impresiona, la verdad. La vista de la ciudad desde las bancas en cerámica es muy icónica, pero sentí que, para lo que es el ascenso y el conjunto del parque, es un lugar que está sobrevalorado y que parece, francamente, una trampa para para turistas. Y así se lo dije a mi familia, pues me daba física pena con ellos haber venido hasta esa montaña para nada, porque eso fue lo que nos pareció. Igual, disfrutamos el parque y lo caminamos. Pero no es un sitio que recomendemos de forma muy calurosa a una persona que venga a Barcelona.

Esta vista es icónica, pero no nos impresionó.

Mientras bajábamos, hablé con H, mi amigo de la U. Está viviendo aquí, y no sabía si alcanzaría a verlo pues, como todo sucedió tan rápido, no había podido alcanzar a contarle. Me confirmó que estaba en el Paseo de Gracia, y que le dijera dónde nos íbamos a encontrar después.

Nos tomamos unas cervezas (unas cañas) en un bar de la Plaza Reial llamado EXPAT, hasta bien entrada la noche. Nos pusimos al día, nos reímos, hablamos de nuestros días en la Universidad, y también de los días del Covid. De lo divino y lo humano. Y así nos dio casi la media noche y nos depedimos, pues ya era hora de ir a dormir.

This entry was published on March 9, 2022 at 9:00 am. It’s filed under Diario de Viaje and tagged , , , , , , , . Bookmark the permalink. Follow any comments here with the RSS feed for this post.

One thought on “La pasión según Gaudí

  1. Literalmente caminé por el Barrio Gótico, qué delicia. Estoy de acuerdo contigo, para mi el parque Guell no es mada del otro mundo.

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