No he escrito acerca de mis paseos de noviembre de 2021!
Y ese mes sí que tuve una semana de rockstar. Mi horario, un festivo belga y las promociones de nuestro adorado Ryanair de los Santos Aviones se confabularon para poder viajar no a una sino a dos ciudades…en una sola semana. La oportunidad estaba madura, y la tomamos, para terminar viajando a Milán y Budapest. Comencemos por Milán.
Llegamos en la noche a Malpensa. Este aeropuerto implicó tomar un tren que nos dejó en la estación central de Milán, el cual cuesta EUR$13 por trayecto. El viaje es cómodo, los trenes agradables y el servicio puntual, así que el costo se justifica. Como habíamos tomado un hostal en el centro, escogimos llegar a la estación central y de ahí caminar para poder conocer mejor la ciudad.
Jose había encontrado un hostal excelente, super bien situado, en el que reservamos nuestras respectivas camas. Decidimos ir allá después de comer, lo cual hicimos en una pizzeria llamada Gino Sorbillo, cerca del Duomo, que nos dejó con esta imagen de la famosa Catedral milanesa:
Nos fuimos al hostal, pero…oh, problema. Había cometido un error con mi reserva, y no estaba para esa noche (ni para ninguna, en realidad: parecía como si la reserva no se hubiera materializado, a pesar de que me llegó un voucher de confirmación), así que tuve que encontrar en el término de la distancia un nuevo alojamiento. Afortunadamente, pude encontrar alojamiento en el Yellosquare Hostel, que quedaba a unos veinte minutos caminando. Ventajas de quedarse en el centro: puedes caminar bastante, y conocer algo más de la ciudad que no sea solamente la red de metro.
Y no me malinterpreten, yo amo los metros y la conectividad de las ciudades Europeas. Pero es que caminar tiene su encanto. Especialmente en Italia, donde encuentras arte y vida en casa paso.
Through the looking glass 