Nunca antes un título había sentado tan bien a un libro. Porque al terminar de leerlo, sentí efectivamente que gracias a ese junco, del que se había hecho el ejemplar que tenía en las manos, había abrazado un poco el infinito, extendiéndome en el tiempo y el espacio hasta volver a mi sofá tras un viaje de miles de años, a través de tres continentes. Mejor dicho, volví a sentir la sensación cálida y humana que me produjo ver esta película, tan hermosa:
El componente que llamo de multiverso en este libro se encuentra en las líneas de historia alternas que Vallejo va desarrollando a lo largo de la trama. Es casi como si hubiera tres líneas paralelas: una de la historia de la literatura, que es la principal. Otro de la historia personal de la autora, en el que se van entremezclando sus conocimientos y las vivencias para darle al libro ese aire tan personal. Y por último, el de las historias relacionadas con la lectura y la cultura. Estos, a mi modo de ver, son los saltos más fuertes en este multiverso, ya que se traen a colación fenómenos políticos y sociales, personajes o historias que a primera vista desentonarían, pero que tras una milésima de segundo, se funden deliciosamente con la trama, se relacionan con el punto que quiere hacer Vallejo, y hacen que el libro se convierta en una conversación entre estas líneas, antes del sigiuente salto cuántico, de regreso a la línea principal, que la escritora mantiene metódicamente. Esta historia sirve como ancla del libro, y se desarrolla exclusivamente en Occidente. Es decir, estamos conociendo la historia del libro en la civilización occidental.
Esta carta de amor al libro (a todos los libros) lleva a sus lectores en todas las direcciones posibles de la literatura occidental, en los tiempos en que ésta se estaba fraguando y en la posmodernidad. Y luego de regreso, a un ritmo a veces quedo, suave como la campiña griega; pero otras. de vértigo. En todas partes y al mismo tiempo, ya entienden otro sentido de la reminiscencia. Me sentí yendo a caballo, explorando el mundo buscando libros. En las calles de Atenas, o en las domus romanas, en las calzadas del imperio, caminando con las legiones. Pero, al mismo tiempo, en la paz de una abadía, viendo cómo los iluminadores convertían el papel en joyas. O viendo a los nazis mientras quemaban libros. O en Estados Unidos, donde el Gobierno Federal ponía en marcha un programa de bibliotecas sobre ruedas en plena Gran Depresión. Y así, mil episodios más en esta gran novela coral, que no es otra cosa que la novela de las historias, las palabras, y de quienes buscamos oponernos al mayor villano de todos: el olvido. Es decir, de los escritores, los lectores, y los libros, sus dispositivos contra el olvido.
Valió la pena la espera de años para poder tener este libro en las manos (este libro es uno de los de LaBolsa que más he esperado). Este libro es todo lo lindo y mucho más. Este libro es todo lo humano.
Como dato adicional, las recomendaciones de libros que hace Vallejo en su obra son geniales, amplísimas y abarcan desde los clásicos griegos y romanos (y, siendo francos, autores frente a los que me declaro completamente ignorante), hasta autores que ya son parte de la cultura contemporánea. Este libro es, en sí mismo, una recomendación para comenzar una biblioteca propia con muy buena curaduría, y hacer una lista de lecturas basada en las recomendaciones que ella hace, sujeto de un post adicional.