Este es otro libro que quería leer prácticamente desde que salió al mercado. Porque me interesa el tema, y porque sabía que iba a ser un contenido bien planteado, ya que conozco al autor.
Me interesa el tema, pues soy una amante de la meditación. Gracias a ella -y sin dejar la terapia tradicional- pude superar un episodio complejo de salud y mantener, hasta hoy, una práctica de bienestar y salud.
Sabía que el contenido iba a ser de alta calidad, pues ya había asistido a un taller de meditación de Happy Yoga con Rodrigo. Sé de su generosidad con sus alumnos y su conocimiento, su rigurosidad para prepararse, y la forma tan especial en que estructura sus clases. Rodrigo suele ir más allá de una sola tradición y no es dogmático. Sabía, por lo tanto, que este libro iba a ser un reflejo de la práctica y del maestro, a quien guardo mucha gratitud por haberme enseñado los primeros pasos en este camino, tan lleno de curvas.
Abrir este libro fue encontrarme con esto y mucho más. Fue reencontrarme con la meditación y volver a tomar asiento, ya que este libro es una lectura práctica. No sólo invita a un encuentro con la meditación a través de las palabras: también lo hace gracias a su segunda parte, exclusivamente de técnicas meditativas, que fui desarrollando al tiempo que leía la primera.
Ésta trata de varios caminos -como los llama Rodrigo- a través de los cuales comenzar a meditar. Hay prácticas budistas, tántricas, yóguicas, y del curso de milagros. Es decir, hay opciones como practicantes puede haber, pero el fin es el mismo: practicar, dar ese paso al costado y comenzar a sondearse y a conocerse a uno mismo estando en paz con uno mismo como sólo la meditación permite que lo consigamos.
Es llamativo que hayan incluido en el libro varios códigos QR a todo lo largo. Éstos remiten a recursos adicionales para reforzar temas de la lectura, o hacer algunas prácticas no detalladas en la segunda parte. A mi modo de ver, esto enriquece al libro, y muestra la multiplicidad de alternativas de las que se dispone para comenzar a meditar: desde un minuto hasta meditación para el sueño.
Asimismo, Rodrigo remite a estudios científicos cuando hace referencia a ellos. Hay algunos precedentes que ya había conocido en otros libros (reseñados aquí y algo menos aquí) pero hay otros nuevos, lo que muestra el interés en las prácticas meditativas como una herramienta para el desarrollo de redes neuronales, más allá de cualquier implicación religiosa. Esto, más allá de pensarse como un juego de suma cero, se entiende como una muestra de la capacidad que tenemos los seres humanos de buscar nuestra propia mejora y nuestra propia trascendencia. Y la meditación está aquí para ayudarnos con eso.