Sus aventuras lo llevan de Bruselas al Mediterráneo y, de ahí, al mismísimo protectorado francés del Sahara (en Marruecos), donde llega hasta la cabeza de la red, desmantelándola. La cabeza, por supuesto, es quien menos lo imaginamos; ya que esconde su actividad criminal no solo detrás de una posición respetable, sino detrás de literalmente toda una red de túneles y contactos secretos.
De nuevo, Hergé habla de un tema delicado, el tráfico, describiéndolo como una actividad criminal, despreciable y de alcance transnacional. De nuevo, sin embargo, se hace el hincapié de que los personajes virtuosos parecen ser exclusivamente los personajes occidentales mientras que, aunque hay personajes heroicos y virtuosos entre los locales, no parecen serlo tanto como los protagonistas.
La verdad, de todos los personajes occidentales (y de toda la familia de Tintín) el único personaje que es complejo y tiene toques de humanidad es el Capitán Haddock; que bebe y maldice mientras es fiel protector de Tintín y Milú y es capaz al miemo tiempo de los mayores actos de nobleza.

Al fin, ya están reunidos dos amigos, más aventuras esperan, y así van mis lecturas:
