Desde que llegué aquí, me preguntaba yo en dónde estaba. No me refiero al sentido más geográfico del asunto: sabía perfectamente en dónde me encontraba; pero me ha sido difícil en ocasiones asociar la región donde vivo así como el territorio del Estado-Nación belga -que surgió en 1830- con el territorio histórico, lo que me había hecho preguntar varias veces a lo largo del año pasado yo en dónde diablos estaba. No asociaba a Bruselas con nada… pero tenía que haber algo…!
La respuesta vino en la forma de este libro, que me encontré en el Relay del aeropuerto de Bruselas.
Y ahí fue que vi la verdad como una catedral que estaba envuelta en la niebla de Zaventem: estaba, por supuesto, en el territorio ancestral del Ducado de Borgoña. Una tierra tan geopolíticamente importante, que no sólo configuró el pasado y presente de los actuales Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo: también metió la mano en las guerras (y paces) de varias potencias europeas en los siglos siguientes.
Con todo esto en mente, comienzo a leer a los Borgoñones.
Napoleón y su derrota en Waterloo ???
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