
Vuelvo a Moulinsart a tiempo para tomar el Vuelo 714 a Sydney. En él, Tintín y compañía se adentran en territorio australiano por primera -y única- vez.
Presenciamos aquí una opera bufa de ostentación, trampa, traiciones, tecnología, mentira e incluso algunos elementos independentistas. Con una aparición sorpresiva y especial de Rastapopoulos, que vuelve al ruedo con botas vaqueras y un arma que produce resultados…más bien inesperados; y el millonario aeronáutico Lazlo Carreiras, quien es uno de los protagonistas involuntarios de la trama y produce algunos momentos sorpresivos junto a Rastapopoulos al dejarse llevar por su espíritu competitivo en la maldad.
Hay un elemento en la trama que personalmente no me gusta -los OVNIS. A la larga, sin embargo, Hergé hace tal manejo de éste que no se hace pesado, y lo utiliza más bien como un recurso para resolver una trama que parecía en un punto muerto, de tal manera que no perjudica la escala de los protagonistas rumbo a Sidney, sin perderse su Congreso Aeronáutico.
Así las cosas, mi conteo de Tintín va así:
