Tintín en el Tíbet

Este fue otro clásico de mi infancia, que leí en la Biblioteca Madre Bonifacia. Sin embargo, con los años había olvidado que fuera una obra tan bonita acerca de la amistad. En ella, Tintín se arriesga a todo, incluyendo a subsistir sin la guía de los sherpas en las montañas del Himalaya, para rescatar a uno de sus amigos…y teniendo que arriesgar bastante para rescatar a otro, ya que estamos.

Mientras, por supuesto, hará varios descubrimientos increíbles en el camino. Pero esa no es la onda de esta parte de la aventura, que no tiene antagonista oficial.

Algo que no me fascina es que sentí esta historieta como un poco orientalista o exoticista. Sobre todo en la forma en que Hergé describe el budismo tibetano y la meditación del monje. Como que eso no me convence y es raro en Hergé, que se le nota que suele investigar bastante para sus obras. Pero también soy consciente de que era parte de lo que se creía en la época o, en fin, que Hergé como licencia artística también lo pudo hacer parte de una caricatura a fin de cuentas (un rasgo exagerado) y no hay necesariamente que entrar en polémicas.

De todos modos, esta es una entrega en la que no hay persecuciones, no hay bala, no hay malos, no hay explosiones: hay nieve, mucho blanco, hay estupas, un monasterio, y una inquietud por lo desconocido y por los animales mitológicos de la región. Y un cierto regusto a regresar a mi infancia.

This entry was published on March 20, 2023 at 9:00 am. It’s filed under Lectura and tagged , , . Bookmark the permalink. Follow any comments here with the RSS feed for this post.

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